La maldad, la estupidez
visten su traje de gala
para lucir en la fiesta
de las almas en subasta.
Que siniestro es el destino
que con sus mañas apaña
inclinando la balanza
a favor de la cizaña.
Sobre la ciudad en ruinas
depredadores en caza,
infelices carroñeros
que sirven a la falacia.
Polvo y sangre sobre el suelo,
complicidad solapada,
que deja caer el velo
mostrando a todos su cara.
Expansión que hace retorno
a las tierras tan ansiadas
cruzada sobre los mares
de las culturas foráneas.
Tormento de los enfermos
que agonizan en la fragua
arden los labios resecos
duele el hambre en las entrañas.
Ruge la voz de ese pueblo
se torna en clamor y rabia
levantando de sus tumbas
libertadores en masa.
Es hora de Venezuela
un pueblo que se desangra
que sacude las cadenas
enfrentando la canalla.
Es el sublime momento
donde la patria reclama
todos somos Venezuela
dentro y fuera de murallas.
Sobre el suelo ensangrentado,
en las calles de Caracas
cabalga El Alma Llanera
en legítima batalla.