Acaso me persiguen las dos suertes
como perros callejeros
la soledad y el silencio.
Ahora que estoy cojeando más
y sobre una línea en que voy
escondiendo huellas
Que burlas saldrán al encuentro
al doblar la esquina
con mi rostro arrugado
y animado por hambrientos deseos
en modo sobreviviente
No importa, si ya casi todo lo mío
se ha ido con la esperanza
y la parte que me han de morder
es la que ha enviudado más.
En esta tarde si lloviera, haría de cuenta
que no estoy llorando.
Pero, yo sé de un lugar donde
el horizonte se ha dormido
y donde mis pies cansados
se harán uno, en sus destinos,
entrelazados
a quien ya lo ha colonizado.