Y los resquemores del rechazo,
las veladas de silencios,
los nueve adornos tumbados
en casa de tu hermana.
¿Te acuerdas?
No digas nada.
Que si éramos amantes,
que si éramos aquello,
yo solo recuerdo lo que
nunca fuimos.
¿Sabes lo qué es?
No digas nada.
Que si tú eras de la acción,
que si yo de las conjeturas,
pero las verdaderas más puras
las callaste y yo las dije.
¿Las recuerdas?
Apuesto a que no.
Y dieron las doce en tu mentón
y tuve que irme de polizonte
por tu inútil mejilla
cuando Marmolejos miraba.
¿Lo recuerdas?
Estoy seguro que no.
Y saliste huyendo,
y yo no corrí tras de ti,
¡Oh! Los pasos eran percusión
para la sinfonía de la nostalgia.
¿Te acuerdas?
No, sé que no.
Me miras como a un loco
pero quiénes me leerán
también lo sufrieron;
fueron más de dos veces
profundamente nostálgicos...
de algo que nunca pasó.