En Miraflores
en una calle
en una esquina
bajo una lámpara
hubo un pequeño árbol
que nos vio en silencio funeral.
hubieron dos miradas fijas,
la luz lunar y tus mejillas.
hubo un rechazo,
una sonrisa
y tu beso.
En Miraflores
en una calle
en una esquina
bajo una lámpara
hay un pequeño árbol
que me vio besarte,
luego, angustiado por el porvenir aciago, decir:
puedo calmar tu deseo y miedo, pero
al pretender amarte perfectamente, sucumbiré
a mi miedo de brazos nocturnos,
mi cuerpo: sismo hélido
barboteo
[punto finAl]