Las frazadas, las toallas,
Las sábanas sin sudor,
Las pastillas en mi cara
Para sentirme mejor
En mi vida, en mi canción,
El disparate escondido
Dentro del río infernal
Del hígado de mi panza
Cuando todo suena igual,
Buscando justificarme
Los dientes que me hacen mal
En el paisaje vecino
Que acabo de visitar.
Una bahía de plata
Abre sus brazos al mar,
Las montañas la acarician
Con casas en las laderas
Todas pintadas igual,
Pensando verse en la costa
De aquella Europa ancestral
Que mandó los marineros
Que bajaron sin perdón,
Que la ocuparon muy serios
Con el horror del valor
De anexarse más dominios
De aquella reina imperial
Que vivía en Inglaterra
Comiendo escones de crema
Con mermelada real
Y mantequilla de leche
De las vacas al pastar.