Forja el bronce
con zoomorfismo
y bicéfalo mensaje
el gigante
de lítico y rojo músculo
incansable peregrino
de las rutas terráqueas
en las que brillan
sus magistrales huellas...
¡Salve! maestro, del pincel
cuyas cerdas mágicas
desvisten el alma humana.
Son los ojos, vueltos al pasado,
los que anuncian el futuro
secuencias, del tiempo tan bicéfalo,
como el ser, cuyos reflejos,
lo parten en mitades:
diabólicas y divinas, en los colores,
de matices abismales, de placeres y dolores…
Es esta, una pálida reseña,
de quien, aun siendo necio,
osa admirar tu obra, sin escrúpulos,
e intenta, sin recato,
cantar, como el gallo de tu escultura,
prefiriendo el canto claro de amanecida
al tímido e hipócrita maullido gatuno,
y siendo ajeno al vulgar ladrido,
repudia a quien rebuzna con insolencia
en acople incauto de los símbolos
con la tetra metálica obra de arte…
Los andariegos juglares,
cantan ante la belleza
que se plasma en el tiempo abstracto
del pasado y el futuro
desde el presente, inclemente en la denuncia,
y saludan al mágico augurio de colores
con el verbo, que sustantiva, lo que inspiras…
Copyright © Rodolfo Dondero Rodo
18.01.18