¡Pero no tan despacio...!
Que las dulces ciruelas de hoy
Serán mañana amargo orujo putrefacto.
Choquemos, chocaremos
Porque vamos contra(a)pelándos:
Vos tan ensimismado en afilar tus colmillos de espinas,
En ocultar tras tus postigos el agujero inmundo de tu debilidad;
Yo todo poseso por el espectro de tus labios,
Por la abstención pensativa de tu silencio.
Me esquives y te doy mi mejor cacería por tregua
Que termine en chocolate prematuro,
En palabras \"para después\" que te amotinan,
En un largo resoplo, en estas disculpas,
Como casi confesándote
-Porque debe ser crimen o pecado
Tocar cual soberano la música de tu cuerpo.-
Que empiezo dolosamente a desear nuestro imposible.
Quizás baste con secuestrarte la espalda
Y balacearte a besos para continuar
En el contrapunto salvaje donde habíamos dejado.
Quizás baste mirarte más allá de tus ojos blancos,
Abrazarte o moverte como quien toca una guitarra,
Sembrarte en el sitio exacto y con la fuerza exacta
La estocada que te enamore de mi guerra.
Pero ambos sabemos que las frases que cantas
Te llenan de hierbabuena y aguamieles
(Aunque no quieras aceptar que puede ser mi carne
El limo de tu Tierra Prometida;
Aunque prefieras huir a tu ruidoso santuario, a tus sales,
A tu esfuerzo de hombre por volverte un mejor dios)
Y, así, sin esperarte,
Mi hambre se queda soñando la revancha:
Un almuerzo lento y sin brindis
Para saltearnos sin culpas la cena.