Quiero escribirte amiga,
desde mi perpetuo dolor,
con mis manos desahuciadas
pellizcando en el silencio
la vida que ahora
nada entre los sueños
No debería decirlo
he debido de morirme todo por completo
de una vez
cuando te fuiste;
desde entonces me sobra un húmero
como una muchedumbre
que no deja dormir,
me falta tu risa de vendimia
y una carcajada
que salpica el beso que ya no hay;
desde entonces me sobra la piel
y la garganta con sus voces
que se caen y se desgranan
hacia los precipicios
en medio de una lluvia ácida
de agosto
Quiero anotar en mis insomnios
todas las ausencias
con sus sordas amarguras
antes que llegue el alba;
en la hoja liberada de su rama
que vuela con el viento
quiero enviarte
algunos de mis versos más desnudos
que al llegar a tus labios
se verterían
como agua viva
para todas tus soledades