Amo la distancia y las horas que separan tu amor de mi corazón, como un hechizo de luna que transforma cada segundo en un dulce esperar.
Adoro la forma como tus palabras escriben miles de versos y sonetos, y hace del atardecer un dulce mirar cuando tus ojos reflejan un nuevo amanecer.
En medio de tus sueños, tan alto como el firmamento y tan profundo como el océano, te escribo para decirte que no habrá mujer más hermosa que la princesa que brilla en tu alma y siempre seré eternamente tuyo.