Despertando a la conciencia, con la que la salud mental nos dota, me descubro en: un nuevo estado de dependencia sentimental; en una nueva esperanza a la ilusión; el objeto concreto del gran arte; un refugio en calma natural, aun con sus fenómenos; un confort concreto, qué me fija a la ambigua realidad de manera romántica, abstracta( en mis ideas, pensamientos), filial. Y sobre todo ensimismado en una ideológica; el águila en que vuelan mi león y mi serpiente; el puente de luz cargado con gran energía; la añoranza enrizada del presente más permanente; el mejor portal de aceleración de tiempo.
Esto es, y un poco menos , y un poco más; lo que eres en mi, para mí y conmigo.
¿Qué eres para mí? Es la pregunta que más indago por respuestas, desde nuestras nuevas y variadas formas de interactuar y reaccionar entre nosotros. Pero ¿Qué soy para ti? Es lo que descubro, observo, experimento y, a veces, varío en nuestros convivencias.
Y en el simple flujo de sucesos, constantes así adelante: lo que eventualmente sueño, es hacerte compañía en tu existencia; lo que más deseo es estar en vos(tibio dentro tuyo), ver la hermosura de tu cuerpo y dimensionar la con delicadeza digital, ¡a tacto!, tu anatomía; y lo que más aspiro ser, durante nuestros encuentros, es el catalizador permanente de tu Eudemonía.