No existe antídoto para un café envenenado con recuerdos.
Estas condenado desde que el aroma inunda tus sentidos,
Y si el destino vive una noche de ironía,
Una tormenta llegará para matarte lentamente…
El primer sorbo, el sonido de la lluvia,
Se mezcla todo con el olor a tierra empapada,
No existe cura para semejante ataque,
No hay escape para salir de esa emboscada…
Llegan recuerdos, sonrisas, y caricias,
Noches en vela entregados a la pasión,
Llegan abrazos en silencio en la terraza,
Con un café, lluvia que cae y aroma a tierra mojada.