Inacabable como el hormiguero,
ausente es mi amor, que más que amor,
es desamor. Que un si pudo ser gozo, pero un no
seguro es sollozo. Inacabable como mi
borrachera y su letargo, vorazmente
me comió el hueso craneal y su adentro.
Y mi campanario no dejó de sonar solitario,
desde la aldea de mi juventud,
hasta las canas que peino.
Mi pasión se hunde entre manejos de cardos,
y mi desgracia se eleva tanto o mas que
el espino. Amargo me sabe el fruto, amargo
y turbio, que me siento preso. Preso y vagabundo.
Inacabable, solitario y turbio.