Matias 01

¡HIENAS!

¡Soledad!

Vamos, déjame ya.

Clausura esta parabólica marea

de angustias.

Tus labios histéricos con brotes de mármoles

me han dejado en la noche

las pupilas con fermentos de sangre

que se han cuajado como

un cristal de nervios

 

¡Soledad!

Vamos, cúbreme las llagas

con tu sombra de camélida

en el mediodía desértico

en que supura mi corazón herido

y vete a mi alcoba, en las noches

a descansar.

Mientras, yo velaré con Dios

al terco fuego que aun palpita

en mi penitente corazón.