Hoy el cielo dibujó un círculo de nubes,
visión de los ojos que aman en la tierra
reviviendo aquel antiguo, dulce canto
anunciado en una mística ribera.
Esa visión trajo al presente los días
cuando el amor se vivía como gesta.
Era una época de sueños y esperanzas,
un mundo pleno de amores y odiseas.
Frescos relatos apenas se escribían
y se anhelaban divinas experiencias.
¡Cómo se esperaban nuevos, vivos sueños!
¡Cómo se labraban versos en la tierra!
Y de repente, me tocaron tus manos.
Regresé de aquellas escondidas eras,
para descubrir que en ti habitan los cantos
que abundantes se vivían en sus tierras…
Tu amor tiene la pasión de los antiguos,
la que trae lo divino a la existencia
hilando con sangre el fuego apasionado
para trascender el mito y su experiencia.
Tu piel revive el arrojo de los héroes
en cada intenso abrazo que tú albergas,
diseñando besos puros como soles
y palabras ardientes como teas.
Tus ojos transforman todos nuestros besos
en los jugosos racimos de poemas
que relatan en este siglo los fuegos
del amor heroico en las riberas nuestras.
Vivir contigo, amada mía, es vivir
en ese mundo de amores y odiseas:
es siempre mirar el círculo de nubes
amaneciendo en tus ojos, epopeyas
vivientes de aquellas eras olvidadas,
las eras del amor de los profetas,
anunciadores de una época dichosa…
un dulce reflejo del cielo en la tierra.