...me miro y no veo nada
hablo sin escuchar mis propias palabras,
la vida es tan simple y tan complicada,
no hay perdón para mis pecados,
ni hay justicia, ni castigo y menos un alma dedicada
ni hay Dios ni nuevo día para mis debilidades.
Mi auto critica que sin reparo me censura
lentamente despedaza mi ego,
es mi demonio y mi verdugo con condena pendiente
la que pisotea mi soberbia
la que marchita mi resiliencia
la que sin compasión aplasta mi mirada perdida
la que alucina mis sentidos
la que me regala demencia.
Sobre el mar profundo sin fondo, sin piso,
emerge un espíritu desde mi carne
que observa mi cuerpo genuflexo
ante las buenas intenciones sin hechos
para susurrarme que sigo siendo imperfecto
…para gritarme que una vez más he caído.
En una calle oscura
se entristece la alegría de alguien que aún respira
que el oxígeno en el aire sin esfuerzo se merma
y en el vacío una esperanza se esfuma,
no hay paz y la razón se hace cómplice de la locura,
por un cupo en el cerebro y el corazón.