Me preguntaste si te amaba… y yo, nada…
Y no sé si te amo, pero sí amo esa mirada
Y la ternura con que sin vergüenza se engalana
Y esos ojos hermosos que de estrellas se bañan
Y hasta el silencio con que a veces te acompañas
Y amo ese perfume que tu cuerpo emana
Perfume que en ausencia de perfume exhalas
Amo tu sonrisa, no sé si linda, pero contagiosa
Escandalosa, es cierto, pero me provoca alegría
Amo recibir un mensaje, corto o simple en el día
Y también amo tu piel, sólo porque la hizo Dios
Y, además supongo, porque también es mía…
Amo soñar, y encontrarte mil veces en el sueño
Y amo creo, hasta tus demonios, y tus defectos,
Aunque te exija diez mil veces detenerlos…
O moderarlos un poco, y me conformo con eso
Y amo también las bondades de tu cielo.
Así que no sé si te amo mucho, no sé si poco…
Pero te amo más que a nadie, hasta el sofoco
De alegría o desesperación por tus vicios locos
De tus ignominias también, y tus “tampoco”…
Y por eso te espero, faltándote al respeto
Usándote como musa sin tu consentimiento
Y viviendo de ti los más dulces momentos,
Por eso, esto no es porque tienes que verlo
Ni para demostrarte nada, por cierto.
Es sólo por si en algún arranque de celos,
Lo encuentras por aquí… por si llegas a leerlo…