Hoy me dí el lujo de extrañarte,
de pensarte,
de odiarte
incluso de mancillarte.
Hoy me dí el lujo de beber un vino
y pensar un rato en mi suicidio,
tomar aquellas hojas de papel
y dejar mis lágrimas correr.
Hoy me dí el lujo de llorar por ti,
de pensar en todo lo que no te di,
en las veces que te mentí
para no verte partir.
Hoy me dí el lujo de odiarte,
pero vuelvo a amarte
de un modo tan incondicional
y me vuelvo irracional,
porque te quiero llamar
para que intentes regresar;
y así yo quiera irme
cómo un ciclo tóxico
e irónico
en el que me encontré.
Hoy me dí el lujo de extrañarte,
de sacarte mis rencores
y echarte en cara mis dolores,
culparte por mis vacíos
que tú intentabas llenar con libros
porque así yo era más interesante
que tus piezas básicas de arte.
Es cierto yo me fui primero,
pero es que ya no eras sincero
y sí, me duele el corazón
pero la culpa la tiene la razón
por esta vez ponerte a ti
por encima de mí.
Hoy me dí el lujo de soltarte,
porque si te quise con locura
seguro habrá una cura,
que me alivie de tanto desastre
que tú me dejaste por aquí
antes de que llegara el mes de abril.