Su rostro de cera,
sus manos de porcelana,
sus ojos de cristal,
sus labios rosillos,
su trenza dorada,
su nariz aguileña,
¡ahí va ella!
cual perfil destella...
la madre como una estrella...
¡Ahí va ella!
con sus pendientes de fe,
y de su cuello cuelgan...
los eslabones de la esperanza,
por ver crecer
al hijo de sus entrañas.