SOLITARIOS SE QUEDARON
Se agotaron las palabras.
Se confundieron las lenguas.
Se mezclaron los conceptos,
y se rompieron las reglas.
Y en el climax alcanzado,
por las confusas cabezas.
Se pergeñaron las sombras,
que en la mente sobrevuelan.
Extraños en el vagón,
del tren de la confianza.
Que sin rumbo se desliza,
sin barreras ni paradas.
Entretejidas las notas,
de una sonata sin alma.
Cada instrumento a su aire,
en busca de su tonada.
Solitarios se quedaron,
los ecos que anuncian calma.
Entre los versos se cuelan,
las mejores añoranzas.
Cansina la letanía,
que evoca,
pero que no alcanza.
En unos brazos de barro,
que tapan pero no abrazan.
Versos buscando un oído,
unos ojos, o unas manos,
que palpen cada palabra.
Que se internen en su música,
y busquen lo que le falta.
Ansias de sentir la vida,
para nadar en sus aguas.
Torrentes de fantasías,
para realidades flacas.
Y verdades a puñados,
para que acabe la farsa.
De seda son los terrones,
de la tierra que se ama.
De plata los manantiales,
y las cloacas de lata.
La mar bruñida en el bronce,
que llora, grita y que brama.
Vibra la luz de la vela,
con la brisa que la espanta.
De sangre son los amores,
que sin amor se desangran.
Se agotaron las palabras,
rictus y muecas calladas.
En silencio los valores,
que gritaban en las gradas.
Mudos los sabios sonidos,
que del sabio se resbalan.
Como lágrimas de aire,
sobre unos rostros sin cara.
Desgarrones en las ropas,
que visten la confianza.
Solitarios se quedaron,
los poetas que cantaban.
Gritando como posesos,
se fueron quedando solos,
hablándole a sus entrañas.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
28/01/2019