Nadia ALMAZÁN - OFICIAL

Dí que cogimos.

Que se hable del cuerpo y de su entrega momentánea.

Su gemir, su palpitar, su potencia.

Los voluptuosos glúteos y las caderas abiertas.

De los falos erectos y las piernas mojadas.

Que se pase el rumor de oído a boca y de labios a oreja.

Que se divulgue la libertad sexual, de lo animal que uno elige ser.

Que se grite por las calles nuestra santa putería.

Y que se entienda que hablamos de ello porque no tenemos a quien presumir una entrega eterna de un alma.

Un corazón cantante y palpitante al amanecer.

Porque no tenemos a quien gritar quién nos toma de la mano cuando todos se alejan y quien limpia nuestras lágrimas con un beso.

Nos atrevemos a hablar con quien cogemos, porque no tenemos quién escuche nuestros secretos de la infancia, de los miedos que nos paralizan y de aquello que nos hace llorar.

Digamos si aprueba nuestro examen ficticio de un buen acostón.

Porque nadie aprueba el nuestro de ser un buen amante.

Señalamos quién nos abre las piernas, pero no quién nos abre las puertas de su hogar.

Así que sí.

Dí que cogimos.

A cualquiera y a quien sea.

Pero no te sientas privilegiado de decir que te quise.

Eso es mucho para ti.