Aquel árbol que por las tardes
Nos prestaba su sombra
No existe más, fue sacado de raíz,
Sus ramas se secaron
Se convirtieron en leña y luego en ceniza,
Tuvo un triste fin.
Recuerdo que bajo su sombra
Nos encontrábamos cada tarde,
Allí te escribí los mejores poemas,
Y tu voz me llegaba al oído como una brisa suave
Y escuchar de tu boca decir te amo,
Era detener el tiempo en tus palabras.
En nuestro honor,
A ese añejo y frondoso árbol
En su tronco más grueso le hice un dibujo
En forma de corazón con una flecha de atravesada,
Y dentro de ella talle nuestros nombres
Con la fecha del amor,
Las ramas se mecían lentamente
Se posaban las aves regalándonos sus trinos,
En secreto, nos juramos amor eterno.
Y prometimos jamás separarnos.
Hoy nos encontramos sentados al pie de este árbol
Que no es el mismo árbol donde de adolescente
Nos esperábamos para entregarnos amor,
Solo han pasado casi 30 años
Y estamos aquí, mirándonos a los ojos
Amándonos más que ayer
Reafirmando nuestra promesa.
Se estremeció mi corazón de emoción
Al recordar aquellos tiempos
En donde anhelábamos nuestros labios a cada instante,
En donde saciábamos nuestra sed de amor.