Nada importa cuando me hallo en tus ojos,
porque son infinitas constelaciones imperturbables,
que sentencian con certeza la emotividad de mi antojo;
Ser fugazmente la semblanza de tiempos memorables.
Nada importa cuando extraviado de amor tus labios toco,
porque son estrellas de sin fin, que galopantes
me han transportado sabiamente hasta el mismo trasfondo
del abismo de lo eterno, en la esencia de un instante.
Nada importa, cuando insensato entre tus sueños me desboco,
cual criatura desmedidamente humanizada y errante,
ansiando la vastedad de tus sentidos en reposo
para saciar toda esta breve agonía de pensarte.
Nada importa, ni el tiempo de tu corazón, ni el espacio de tu cuerpo,
porque este amor, simplemente; como los dias; renace
en cada estrofa del poema de tus besos;
que he entonado torpemente sin poder memorizarlo.
Tomin Age