Cuando hablo de mí;
Hablo de que a veces lloro tinta
Estoy hecho de papel
Y por mis venas corre oleo.
Cuento, que, por mis ojos,
Puedo ver a través del alma
Mas allá de lo esencial
Hasta llegar a él corazón.
Cuando hablo de mis sentidos;
Hablo de que mi voz es barítona
Y que nunca se calla.
Hablo de mis oídos
Que perciben hasta el más mínimo
Compas en el ambiente
Y que mi cuerpo se mueve
Al ritmo de este.
Cuando hablo de lo que soy;
Hablo de que no tengo alma
Pero poseo espíritu
Y eso me eleva mucho
Cuento también de que no soy fuerte
Pero soy libre
Y eso me da el poder
Para quemar cualquier alhóndiga
O Incluso conquistar Roma.
Cuando declaro mis posesiones;
Relato que mi arma no posee filo ni municiones
Pero puede escribir manifiestos impecables
O firmar la sentencia de muerte del cobarde traidor.
Hablo, de que a mi enemigo
Lo mato con palabras
Y lo sepulcro entre marchas fúnebres.
Cuando hablo de mis verdades;
Cuento, de aquella bilis multicolor
Que a veces regurgito sobre el lienzo
Creando lo que algunos llaman arte
O que cuando estoy solo
Encuentro compañía en mi guitarra,
Que a veces le recito al viento,
Que quiero, más de lo que puedo,
Que mis sentimientos so sempiternos,
Que detesto la injusticia y rechazo la avaricia,
Que cuando corro siento miedo,
Que me aterra el vacío entre las estrellas,
Y que a veces, ni yo mismo entiendo lo que hago.
En otras palabras, cuando hablo de mí;
Digo que soy un artista.