Con mis brazos inquietos como aspas
Convoqué todos los mares a la placidez de tus mareas
Con mis ojos abiertos como en trance
Resumí la luz de los astros en tu sonrisa helada
Los sonidos de la lluvia, de la noche, del vacío
A tus oídos, saturados de ausencia, susurré
Mi cuerpo inerme, imbuido de lluvia
Fue campo yermo en tus cavilaciones
Estrujo incesante las poesías que te alumbran
En tanto tu amor, es un eco pausado en la lejanía.