AMAR A UNA MARIPOSA
Me duele poco la ausencia de tu querer
ausencia de todo, ausencia de nada
y no existe más que este hilo
que fuertemente me amarra
a ti, libre mariposa,
que has clavado tu alfiler.
No me darás la satisfacción
de volverte a sentir frágil,
confidente, humana y mía;
pues ahora todo es distinto,
el camino llano que trazamos
se convirtió en un laberinto.
Bien sé que las palabras
ya no tendrán efecto
en el vuelo de tus alas,
que has cerrado tus puertas
a toda muestra de afecto.
¡Cómo quebrar la máscara
que has puesto sobre tu cariño!
Te convertiste en un rompecabezas
de piezas dispersas,
que ha cansado a este niño.
Quizás eres como el tiempo,
como la luna, que cambia de fases
cosmopolita y lejana
como las estrellas fugaces.
Puedes ser mil personas, mariposa,
conviértete en lo que tu espíritu desee,
bella y punzante, como un ramo de rosas
libre y salvaje, como el viento del este.
Pierde cuidado que tus espinas
ya no lastiman a quien te quiere.
J.M.