Mi oficio hoy es ir recogiendo los verbos,
los poemas, los versos, las estrofas, los puntos y las comas
que tan amorosamente a mi lado dejas.
.
Coleccionare todas las palabras que de tus labios salen.
Construiré con ellas un sinfín de pensamientos,
de canciones, de sonetos, de estrofas y de sueños.
.
Me convertiré en coleccionista de ti,
de tus risas, tu mirada, de tu llanto cuando llores,
de tu sueño en madrugada.
.
Estaré siempre atento a cualquier detalle:
A ese brillo de tus ojos, a lo largo de tu pelo,
a tus nervios a manojos, a tus labios rojos, rojos.
.
No olvidare tampoco el aroma de tu piel,
ni a tus dedos de papel, al tobillo de tu pie,
ni a tu alma en llamarada.
.
Y tendré siempre presente a tus besos sólo míos.
A tus muslos, a tu cuello, a toditos tus lunares y
a tus pechos como mares.
.
.
.
© Armando Cano