¿Cómo deje escapar el tiempo del mediodía?
perdí también del sol su ceremoniosa despedida
Permanecí con mi alma etérea
columpiando mi mente de rama en rama
de ideas fugaces, de pensamientos.
El conticinio se volvió efímero
y lo sempiterno evanesció como el arrebol del ocaso.
Desperté sedienta de apapachos
de serntír la efervescencía en mi pecho
en el frenesí de las pasiones,
las que se viven cuando se cree
que las flores son inmarcesibles,
los bósques transitables,
que el mar no es tan salvaje
y que el amor no puede esperar.