En cierta ocasión, los alumnos de un taller de empleo de jardinería se mostraban nerviosos, y se quejaban porque era muy difícil para ellos la materia que les estaba explicando su monitora de jardinería.
Esta, para quitarle el hierro y la aspereza que conlleva todo aprendizaje académico, se dirigió a ellos como una psicóloga.
-¡Cómo, a estas alturas de vuestra vida!-
¿ es qué no recordáis vuestra infancia,
aquellos años lejanos donde ibais a la escuela?
Enhorabuena , habéis vuelto de nuevo, y esta vez…
para triunfar .
Así os digo a vosotros; ¡Oh alumnos!;
Bienaventurados y afortunados seáis;
pues sois de nuevo tan alumnos…
como los que van por primera vez al colegio.
Sed pues resistentes al estudio .
Permanecer en la silla como un clavo
Sed igual que un clavo que sujeta una hoja
Aprender a permanecer en la silla resistiendo al estudio.
Y si es duro lo que digo,
Siiii, Siiiiii, siiiii
escuchar mi martillo sentenciando la lección;
Y vibrar como un clavo cuando termina su trabajo.
Algunos me decís:
-“Es inútil aprender más Isabel.
Mi mente y mi cuerpo no da más de si,
No comprendo al martillo ni al clavo”
Pero…os pregunto:
¿ por qué os ponéis tantos límites?
¿ A qué viene tanto sollozo a estas edades?
Si no es el martillo y ni el clavo lo que habéis de comprender.
Sino lo que yo cincele con ellos en vuestra mente;
Para que seáis resistentes al estudio ,
y salten chispas en vuestras ideas para arrancaros los clavos.
Habla el martillo de Isabel.
Angelillo de Uixó.