Somos versos venidos a la vida
por la mano de un dios muy solidario,
un artista, metódico, y sin brida,
que plasmó la simiente en su inventario.
Y surgieron poemas sin medida
como flores de un mundo imaginario,
un jardín con la tierra prometida
para el niño y el hombre visionario.
Y aquí estamos, ¡oh dios!, desde tus dedos
invocando certezas y falacias,
y también superando muchos miedos...
Porque somos con risas y desgracias,
esa luz que se filtra en los hayedos
y el poema que rompe burocracias.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/01/19