¡Amor!
Mi corazón navega,
en los tibios manantiales
que emergen entre tus senos,
como astro
mareado por siglos de estupor.
Sonríes como el infinito
con tu cuerpo de doncella y tus labios rojos
de espirituales brasas
¡El tiempo va cayendo muerto
sobre mi corazón!
Es vivir y morir en la unidad
indescifrable del amor
que tu ser convoca
¡Amor, vamos a vivir nuestra ternura!
Vamos, esta noche,
a juntar nuestras manos
y nuestras bocas
y calcinemos el pecado en el horno
bendito de tu corazón.