Toda la poesía
es una misma voz continua
que se nutre de los sueños
y fluye de la palabra al papel.
Pero hay poesía singular
que de vez en cuando surge
como intenso resplandor,
rescatándonos de la complacencia
y deshaciendo el caos ordenador.
Como también hay intentos de poesía
que se queda en los bordes de la palabra
y se pierde para siempre en el silencio
donde ya no queda más voz
y el poeta muere sin saberlo,
tantas muertes como versos abandonó.
Mas ¿Será acaso que la poesía
no puede vivir en el silencio?
La poesía siempre quiere ser
susurro elevado o suave fragor.
Pero cuando la palabra aún es idea,
cuando quiere decirnos algo
la callada voz,
cuando el poeta comunica
con el alma quieta
lo que el sonido no puede expresar,
cuando la ausencia del verso
no es olvido o renunciación;
poesía también es silencio,
signo envuelto en vacío,
un átomo de luz en la noche,
esencia suspendida,
profundo clamor…