No sucedió como pasan esas cosas..,
llenas de anticipación, llenas de rubor;
llenos de momentos decorados en euforia
rumbo a un abandono sin contemplación.
No. No sucedió como en las películas,
no hubo un episodio enigmático,
no hubo premeditación o por lo menos, por mi parte no.
No hubo una filarmónica reavivante en el fondo
que creara el suspenso para un final culminante.
No, sucedió entre letras compuestas
por versos que contenían dentro de sus líneas
un universo el cual mis oídos nunca antes habían escuchado.
Fue un desnudo a quemarropa,
un desembargo al alma,
una incautación a lo conocido,
fueron versos que arroparon mi espíritu.
No fue una demanda, no hubo exigencias..,
en aquel desnudo, el susurro de su voz
declamando con su luz un poema de Neruda
que desprendía poco a poco la pesadez
de las prendas que mi cuerpo cargaba.
Se zafo el broche de mi sostén
mientras me leía las rimas de Bécquer.
Involuntariamente se embriagaba mi boca
mientras su dedo índice floreaba mi amapola,
y con su culta lengua habitaba mi hacienda
vertiéndose en mi base literaria.
Se fundió en mi ser con palabras que
invadían mis sentidos con las angustias de Benedetti
que lentamente recorrían mi espinazo,
forzando mi respiro como el de Carilda Oliver.
El peso de la intrepidez fue mermando en mi cuerpo
mientras la voz de Sor Juana Inés poseía mi ser
y ya exenta de todo conocimiento quede expuesta
antes él… desnuda completamente y por primera vez.
LeydisProse
2/1/2019
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