Me encanta tu sonrisa
y aun no sé por qué.
Me pones muy nervioso
cuando me quedas viendo.
Disimulo no mirarte
y tropiezo con tus manos,
con tus delgados dedos,
con el roce de tu andar.
Intento escabullirme
y ya no sé lo que hago,
me sumerjo en tu mirada
y empiezo a naufragar;
me aferro a tu cabello,
a tus pequeños hombros.
Me enredo entre tus brazos
y logro suspirar,
te tengo y no te tengo,
es grave el sufrimiento,
no sabes lo que siento
por quererte tocar.
Y sólo me tuteaste,
me pusiste nervioso,
me lograste enganchar.
Tu nombre hoy lo entiendo
eres: La Cazadora,
tu nombre logra metas
amada, tuyo soy.
© Armando Cano.