Chaqueta de pana,
por pantalones
unos roídos vaqueros;
el bolígrafo en el bolsillo,
en ése, junto al corazón;
cabizbajo, taciturno,
con la sonrisa forzada
y con canas de hastío,
caminabas por la vida,
soportabas la calma
de haber tenido tanto
y hoy no tener nada;
nada dentro de tus lágrimas,
nada dentro de tu alma.
Hoy, un rayito de sol
y un pétalo han asomado
en tu querida ventana.
Hoy, unos amigos,
por ti dan la cara,
te han llamado
por tu nombre
y hasta uno
con excelsa pluma,
un poema
te ha dedicado…
¡Eureka!
“Necesidad de resucitar”
clamaba tu alma.
"Ahora Fidel,
levántate y anda."