Ella elevó su mirada al cielo, justo en el cenit se erguía imponente Orión, y un tapete colosal de estrellas a su alrededor la invitaban a pasar a la fiesta del firmamento, se vistió de cielo nocturno, un vestido azul ultramarino degradaba a negro en su cintura, y usó la luna de diadema para enmarcar su rostro, cerró los ojos para respirar hasta con la piel, cuando los abrió se dió cuenta que siempre había estado dormida...