Se presenta la fiesta de las luces
cuando termina la estancia de Jano,
fiesta de un natalicio tiberino
adoptado por la mujer de fauces.
Una rosa adornada de alcatraces,
llevando en sus brazos al rey divino
en el día que Lucas mencionó,
fue descubierta en colores veraces.
Maíz digno de emplumada serpiente
y de la protectora de la tierra
es ofrendado durante el convite.
El niño de la mirada celeste,
teniendo en su mano el cetro y la esfera,
es coronado en un trono brillante.