Loba esteparia

Insomne

Otra vez, cara a cara con el insomnio. Unas facciones duras me miran fijamente sin dejarme dormir: Sus ojos dos pozos de ébano líquido, en los que me ahogo impasible. Su boca una enorme cueva que encierra remordimientos en los que me remuevo constantemente.

Cada vez que me susurra, el tiempo corre más deprisa. Y me sumo en la desesperación al contemplar avanzar la noche acelerando su paso. Huyendo de mí. Sin poder descansar.
Ya tampoco cruzo el umbral hacia el mundo onírico. Y mi alma se revuelve por no refrescarla con los sucesos surrealistas que sólo ocurren en mi mente.

Pero a raíz de eso surge la misma pregunta. ¿Cómo demostramos que la realidad es distinta a los sueños?

-Quiero decir, todo eso ocurre en nuestra mente de manera indistinguida, ¿no? Lo único que separa estos elementos es dormir, la desconexión de la conciencia.-