Manuelsp

Miedos

 

 

Pongamos, por ejemplo,

que un día te despiertas

y tu cerebro, ese que acompañó tu cuerpo hasta la cama,

solo está disponible para enhebrar agujas

como si fuesen túneles del tiempo:

a la vida le sobran posturas empeñadas

en medir las tinieblas con aparatos lúgubres

de una gran precisión.

Porque , ya digo,

pongamos como ejemplo todos esos rincones

que van envejeciendo

sin que ninguna mano limpie sus telarañas,

todos esos veleros que se han ido pudriendo

sin hacerse a la mar,

las mil y una secuencias

que solo han acertado

a mirar las verdades por la espalda.

Y no digamos nada

de los equilibristas

que padecen la enfermedad del hombre desahuciado

y al que la voz le tiembla

porque va a envejecer.

No se puede vivir tan lentamente,

ni morirse tan rápido durante tanto tiempo.