Tal vez no soy puro como la piedra -cuarzo
rosa- que llevas en el pecho.
Tal vez soy guano que germina
rosas en la boca. Pero seguro estoy de ser
lo que no soy.
Como, por ejemplo, prisión de tu carne,
tampoco soy un día con sol
(sin nubes, claro).
Se podría decir que soy noche y llanto,
y cigarro, que se esconde acongojado.
Soy piedra de mar en el acantilado
que canta sin mover los labios a solas.
Pero fui también antes del invierno perpetuo,
canción del alba, un día de enero,
un anillo de oro en tu dedo
que dejaste tirado un sábado por la noche.
(entre decepción y mucho llanto).