Anoche, fue la noche más esperada de todas mis noches, la vida, aún ni cuando yo lo imaginaba, era tan hermosa como sucedió, la noche de anoche aunque fue breve será por mucho la más presente de mis días hasta el final de mi vida.
Tenerte, poder tocarte piel a piel, boca a boca, lleno ese vacío que había en mí, ver tu cuerpo desnudo como la primera vez y sentir como poco a poco no solo te ibas grabando no solo en mi mente, también en mi corazón, estabas hermosa, fresca cual rosa dejaba ser botón, que se abría esta vez solo para mí, tu cara, tu mirada como lo adoro, eras en ese momento todo un poema, que ni lo mejor de Neruda, Sabines o Benedetti, podrían describir lo que mis ojos veían.
Si acaso, hago mal en enamorarme de ti, entonces correré el riesgo de vivir en ese error, que sutilmente me lleve a enamorarme calladamente.
Amor mío, te esperé por largo tiempo y vaya que el tiempo supo recompensarlo.
Hoy, ya no eres ese recuerdo que guardaba del pasado, hoy eres ese sentimiento que llevo en mi presente, ese sentimiento que me hace ante ti débil, amable y bondadoso, porque te mereces eso y más, siempre, contigo y sin ti, haz sabido sacar de mi lo mejor, esto que soy, tal cual soy, que solo sabe serlo contigo.
Me llena de alegría que tu pensamiento más oculto tenga mi nombre, porque mi pensamiento más prohibido lleva el tuyo, y así vas corriendo por mis venas, por mi pecho arrancando suspiros, por mi cabeza trazando pensamiento hermosos y por mis manos escribiendo esto.
¿Dime tu acaso el amor se manifiesta de otra manera?
Sé que mis palabras van más allá de lo que debe ser y ninguno de los dos quiere salir lastimado de nuevo, pero ¿acaso la vida no nos lastimo ya lo suficiente, como para darle otro sentido a nuestros días?
Yo quiero ser de ti y en ti estar más y más, aferrarme a tu presencia como el náufrago a su salvavidas, se mi salvavidas, que me dé la esperanza de vivir y tocar de nuevo eso que llaman amor, porque así, sin imaginarlo te vas convirtiendo el motor de mi vida, que cansada estaba de esperar.