Sensación indescriptible,
ensoñación despertada,
lágrimas de los lamentos
de esa gente ya olvidada.
¿Dónde están esos consuelos
que antes nunca nos faltaban?
Ya no se ven esas luces,
esos focos tan molestos
que siempre acompañaban.
Ahora ya se fueron todos
y la soledad espanta,
provoca
la sequedad del lamento
y la desesperación del alma.
Cuídate bien mi pequeño.
Qué tristeza la que viven
cuando la oscuridad se afianza.
Qué soledad tan espesa,
qué silencio que arrebata
a la sombra la locura,
a la levedad pesada
del espíritu de un niño
que se ha perdido en la nada.
Cuídate bien mi pequeño,
vive el tiempo de tu infancia,
recréate siempre en tus sueños
y disfruta de la calma,
del poco camino andado,
de la eternidad ganada.
26 de enero de 2019