-\"Estás aquí...\"-
Me abrazó como si en esa noche no existiera nada más.
-\"Prométeme que te quedarás\"-
No respondí, pues tenía miedo de lo que podría llegar a suceder.
Él al verme sólo pudo decir: -\"Vamos cariño, todo estará bien. Sólo prométeme que ya no me alejarás\"-
Con sus manos sostuvo mi rostro, dio un beso en mi frente y me miró a los ojos buscando una respuesta de mi parte. No pude desviar la mirada de la suya, tuve que verlo a los ojos y admitir de una vez por todas que quería estar a su lado. Fue todo lo contrario, pude sentir las lágrimas saladas llegar a mis labios y llorar por todo lo que sentía y no poder decírselo.
-\"¿Por qué lloras? ¿Ya no me amas? Dime qué sucede\"-
Encontré el valor que creía haber perdido meses atrás y respondí:
-\"Ya no huiré, estaré aquí contigo\"-
No pudo ocultar la sorpresa en su rostro ante mi confesión, era lo que él más deseaba, eran las palabras que tanto tiempo esperó que salieran de mis labios. Tenía que decirle lo que más temía del amor:
- “Me dijeron que el amor duele, bueno, tal parece que esta noche nos haremos daño”-
Tomó mis manos entre las suyas y bajó su mirada a nuestras manos entrelazadas y sus palabras entraron directamente a mi corazón.
- “Desde el momento en que entraste a mi vida, me cautivaste por completo. Me enamoré de tu forma de caminar, de tus gestos y manías. De la manera en que iluminas a todos con tu sonrisa o cuando muerdes tu labio tratando de ocultar tu nerviosismo”- sonríe de medio lado y continúa: - “justo como lo haces en este momento…
… y como olvidar ese brillo en tu mirada. ¡Cariño, creo que me enamoré realmente de ti!”
¡Que alguien se acerque y me pellizque!
Esto parece un sueño, pude hablar antes con él acerca de lo que sentía, pero creo que estuve en silencio por mucho tiempo, he encontrado esa paz que creí haber perdido y ahora ya no le encuentro sentido no intentarlo.
Estoy tan perdida en mis pensamientos que me he olvidado de responderle.
¿Qué es lo que se dice en momentos así? ¡Oh rayos! Siento que las palabras se atoraron en mi garganta. Respira, respira, concéntrate.
Me acerco aún más a él y rodeo su cuerpo con mis brazos, tengo que ponerme en puntillas para alcanzarle pues a su lado soy pequeña. Y de un momento a otro siento que los dos hemos dejado de respirar.
Y lo beso.
Lo beso de la manera en que sepa sin dudar que lo amo, lo beso con tanta intensidad que él me aferra más a su cuerpo y rodea sus brazos en mi cintura. Puedo sentir su amor, puede sentir mi amor, logro sentir nuestro amor.
Tengo que decírselo, tiene que saberlo. Me separo de él, lo miro directamente a los ojos y le digo:
- “Eres todo lo que necesito”-
Y finalmente, mi corazón empezó a latir tranquilo.