Y miro al cielo
y miro un lado y luego a otro,
y miro al frente y de costado
y me pregunto abandonado.
¿Por qué en mi vida
fuiste presente?
¿Por qué en la huida
me has olvidado?
Y me pregunto y me pregunto
si es que el capricho considerado,
hoy solo llega a tal cual punto
que ante mis hechos soy rechazado.
Ya ni en mis cienes soy consumado
pues solo enojos llevo a mi lado
de esos enojos que hacen del lodo
de figurillas, lodo quebrado.
Y así me queda solo un camino
de ese camino que es mi pasado,
de ese pasado de peregrino
del cual me tiene desesperado.
Y es que mirarte amigo olvidado
me has hecho sentir ese consuelo,
ese consuelo que es un legado
en ti Señor, un ser amado.
Con la mirada de fe en el cielo
eres tu Dios que me ha tocado.
-Juan Antonio Ayala H.-