Cuando se es niño, se tiene esperanzas;
al paso del tiempo, el mundo nos cambia;
dejando un vacio en el corazón,
enviando al destierro de la desolación.
Mientras estamos contentos, todo tiene sentido;
buscamos dinero, poder y pasión;
sin darnos cuenta que se envenena el alma,
y el corazón.
Cuando ya tocamos fondo, y nos sentimos afligidos,
buscamos la salida más rara,
si no son los vicios, nos vamos al suicidio.
Pero, hermano....
levanta los ojos, mira hacia el cielo,
que pasando las nubes, se encuentra Dios,
quien nos ha perdonado de todo pecado,
pídela ayuda, no te la negará,
busca sus brazos para calmar tu dolor.
Confía en el, el es el pastor;
que nos da vida y sanación.