En un solitario y florido lugar
Silencioso, aislado e inmutable
Me espera mi arbolito amigo
Un arrogante guayacán
No sé desde cuando está allí
Tal vez es tierno o demasiado viejo
Pero sus brazos son frondosos
Y nunca vi que diera frutos
Cuanto libros bajo su sombra leí
Cuantos poemas a su amparo escribí
Cuantos sueños y ansiedades le conté
Él en silencio me escuchaba y nunca me reprochó.
Fue testigo de mi primer amor
De mis primeros poemas que ya olvidé
A veces me miraba adusto
Seguro que también se reía.
En su tronco mis huellas dejé
Dos corazones traspuestos
De Cupido por la flecha atravesado
Quizás le dolió mucho o simplemente se mofó
Bajo sus apiñadas y protectoras ramas
Una tarde lluviosa mis bisoños labios
Se defloraron en un tembloroso beso
Seguro que el bizarro árbol de mí se reía
Muchos almanaques se deshojaron
Y mi amigo imperturbable sigue allí
Quizás espera que vaya contigo
Quizás esta vez ya no se ría de mí
Lima, 4 de febrero del 2019