La busco bajo el ala de mis sueños,
la escucho en el suspiro de la fuente,
la miro en los rosales, que risueños,
me ofrecen su perfume de aliciente.
Observo su mirada en el celaje
que cubre con sus rayos a la sierra,
recuerdo sus encantos cual plumaje
que llevan los quetzales de mi tierra.
Añoro cada día su presencia,
su mágico fulgor de gran diamante,
le dio la nueva luz a mi existencia
haciendo mi universo mas brillante.
¡Y guardo su figura eternamente
bordada en los anales de mi mente!
Autor: Aníbal Rodríguez.