EPeriódicamente, a la hora bruja, mi cuerpo se descompone en volutas de humo blanco, exalado a través de unos labios rojos.
Flota libre, meciéndose lentamente.
Acompaña el vuelo de una mariposa.
Se desliza ingrávido, por debajo de la puerta de tu dormitorio.
Se pasea descarado por las cumbres de tus senos.
Pugna por llegar a la ensenada de tu vientre.
Lo besa.
Lo acaricia.
Se filtra a través tuyo, hasta empapar
El hueco de la vida.
Se funde en un abrazo etéreo contigo.
Desaparece...
Despierto agitado.
Ya no soy humo.
J@I