Tan alocada la clandestina,
esa que llega sin más censura
con su traviesa tinta genuina.
Desde el torrente de su aventura
invade el alma quien peregrina
libre y osada sin atadura.
No se limita, sigue divina,
plasma matices con su hermosura
mientras cincela lo que imagina.
Y se enternece cuando murmura
en el capricho que la domina
mientras florece sin armadura.
Tan alocada la clandestina,
desde el torrente de su aventura
no se limita, sigue divina
y se enternece cuando murmura.
Aimée Granado Oreña ©
Gota de Rocío Azul
Cuba/EUA