Desmantelemos el momento
de principio a fin
para descifrar lo que hay adentro,
hay que tumbar todas sus piezas
y que se venga todo abajo
como un gran rompecabezas.
Y ver que nos llevó
al paso embriagado, al encuentro,
al amigo, el ahogo;
el beso en la noche de una
muchacha sola.
Tocar la palma abierta del deseo, del valor
y la esperanza;
sentir la cadencia del tiempo en nuestra sangre,
observarlo todo en ese instante:
las hojas secas, el rostro desnudo;
el latido que nos dió placer y calma.
Todo, todo para saber porqué más tarde
nos habrá de perseguir.
La dicha sucumbiendo ante el dolor,
y el corazón sepultado
en polvo y llanto. La fé espontánea,
que siempre leal y fuerte
acompañó ese pequeño lapso,
el trozo perpetuo, y ya desmantelado:
el encanto
de lo que se fue juntando y quedando
dentro y fuera de los linderos: la paz, el dolor,
vino, amor, juventudes que amaron besos
y tristezas; el recuerdo, las tardes,
el niño envuelto en llanto.
* Ramiro N
\"He recorrido el tramo largo trasladando
mi pluma y mi tristeza y mi quién sabe cuánto\"
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