Hay almas que nacieron para estar contrariadas, que se unieron por inercia de la vida y fueron divididas cuando una comenzó a sentir sentimientos.
Así como crece la hierba en un piso fértil, así crece la ilusión de lo no correspondido.
Es difícil ser la tonta parte ilusoria que se cree el sueño de lo irreal, el que vive servilmente de quimeras y suspiros. También es difícil ser el arador que destierra la semilla e impide que un sueño sin fruto se expanda porque resulta que al crecer lo hará a modo chueco por la contrariedad de la situación.
Es tan doloroso romper corazones cuando el propio lo está, lo es más cuando tienes que significarle a alguien que el amor es tortuoso por la convicción de la experiencia. Sabes lo que se siente, sabes también lo que es esperar en fantasía lo que no sucederá ni te corresponderá para siempre, permanecer parado en un pavimento de nubes y aire, y en las noches conjugar la verdad y decirse - No, lo que sueño, pienso y creo no es real.
Es tan doloroso que involuntariamente quieres comenzar a sentir lo que el corazón no palpita. Comenzar a ver de otra forma a quien ha convertido de su universo el tuyo, más hay almas que no conectan otras almas, simplemente no encajan en el espacio sistemático de los sentimientos, que no influyen a ser amadas.
Es entonces cuando comprendes que el amor es una sustancia inasequible que no puede ser sometida al instinto de la compasión.
Difícil es vivir a sabiendas que alguien, en algún punto está muriendo por ti. Más hay algo que me han dicho y me han puesto a pensar... Esos amores contrariados, que nacieron para expandirse en sueños y habitan de manera irreciproca no deberían ser declarados, siempre salen corazones rotos y las ilusiones que se han creado se derrumban y mueren asfixiadose de llanto, siempre se termina peleando por la luna por no advertir que se ha está amando solo.